Con el pelo al viento.

La vida siempre te da revanchas, y no me aboco al problema metafísico del cual hablamos seguido, sobre el "si no escucho al arbol caído nunca se cayó" y esas cosas que se inventaron un día, un tiempo atrás, cuando ni vos ni yo habíamos nacido, y mucho menos teníamos este tipo de conversaciones.
Sino, que, pese a que no te des cuenta ( y comenzamos otra vez con el problema metafísico ) la vida te da revanchas. Cada hora, cada día, momento y lugar. Espacios en los que, de forma impensada se dan las ocasiones mínimas.
Yo se que es complicado, y más con ese problema metafísico entrometido que no nos deja explayarnos de forma natural y espontánea, temiendo los posibles errores en los que podríamos estar inmersos. Porque, si bien no escuchamos el árbol, el árbol cayó, y así como muchas cosas suceden sin darnos cuenta hasta ver sus consecuencias inmediatas e irreparables, en nuestra vida pasa igual, no somos ni árbol, ni campo, ni ruido y hecho, somos seres que queremos estar fuera del mundo circundante y pese a nuestros intentos caemos una y otra vez, y nos hundimos en las sociedades de consumo y masificación.
No te culpo ni me culpo a mi misma, más bien veo todo como un causa y efecto natural a los hechos que vemos acontecer día a día. Como el árbol, que cae, pero no nos damos cuenta.